viernes, 20 de septiembre de 2019

Miedo





Foto: RM Mono Forever rain (Mixtape Rap Monster)


[…] el miedo es un enemigo íntimo con quien compartimos la existencia. Un miedo irracional, obsesivo, neurótico, que en realidad se origina en los verdaderos terrores del vivir, pero que nosotros colocamos en otro lado. Porque es cierto que la vida es frágil; que en cualquier momento puede ocurrirte una desgracia; que no controlamos nuestra realidad aunque creamos que sí; que al final nos morimos. Pero, cuando nos muerde el miedo, no suele ser por estos motivos de sobrado peso, sino por locuritas. Miedo a quedar mal. A que no te quieran. A hacer el ridículo. Miedo a que se demuestre que no vales lo suficiente, que no sabes, que no sirves, que eres una impostora (ay, el estúpido síndrome del impostor, padecido mayoritariamente por mujeres). Miedo a que te odien, exacerbado por la ponzoña de las redes. Pero también: a que te despidan, a que tu pareja te abandone, a que tu hijo se drogue. Y sí, resulta que a veces te despiden, y tu pareja de teja, y a tu hijo le suceden malas cosas. Pero lo enfermizo es temer todo esto mucho antes de que suceda, incluso cuando ni siquiera hay indicios de que pueda ocurrir. ¿Por qué destrozar nuestro presente feliz por el miedo a un futuro incierto? Miro hoy hacia atrás y me doy cuenta de que esos soponcios silenciosos forman parte de la vida de muchos. De que, para bastantes personas, vivir es ir cayendo de cuando en cuando en esos pozos. Susto, ansiedad, temor irrefrenable y repentina inquietud ante el futuro. Quieres esconderte, rendirte, pero, al fin, qué maravilla, no lo haces. Lo dice la sabiduría popular: un valiente no es quien no tiene miedo, sino quien lo supera. De manera que, mis queridos amigos cobardes, los que convivimos cotidianamente con el miedo somos sin lugar a dudas los más valerosos.

Rosa Montero (El País Semanal) 30 de junio de 2019