sábado, 20 de junio de 2009

Nuria

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Tuve así, en el curso de mi vida, muchísimas vinculaciones con muchísima gente seria. Viví mucho con personas mayores. Las he visto muy de cerca. No he mejorado excesivamente mi opinión.


Cuando encontré alguna que me pareció un poco lúcida, hice la experiencia de mi dibujo número uno, que siempre he conservado. Quería saber si era verdaderamente comprensiva. Pero siempre me respondía: "Es un sombrero". Entonces no le hablaba ni de serpientes boas, ni de bosques vírgenes, ni de estrellas. Me colocaba a su alcance. Le hablaba de bridge, de golf, de política y de corbatas. Y la persona mayor se quedaba muy satisfecha de haber conocido a un hombre tan razonable. [...]


Antoine de Saint-Exupery. "El Principito".

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Peine de los vientos


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Pero éste lo esperaba y, sin una palabra de excusa, sonríe pícaramente y arranca el velo que cubría la cabeza femenina.
De golpe, una cascada increíble se derrama hasta los desnudos hombros y enmarca el rostro con una dorada claridad próxima al fulgor del cobre recién cortado. No es una pelirroja de las mal vistas por la superstición egipcia: esa viva mata de seda, que serpentea a cada movimiento en largas ondas, como de mar tendida, tiene el rubio profundo, fuerte y dulce del ámbar antiguo, de la miel reciente.
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José Luis Sampedro. "La vieja sirena"

Cantabria















La espuma del mar
un grano de sal o de arena
una hebra de pelo
una mano sin dueño
un instante de miedo
una nota perdida
una palabra vacía en un poema
una luz de mañana
así de pequeña soy yo
nada de nada.

Nada de ti, nada de mi
una brisa sin aire soy yo
nada de nadie.

Un copo de nieve
una lluvia que llueve
un pensamiento
un abismo entreabierto
una palabra callada
un lo siento
un vaso sin huella
soy un camino que no tiene destino
una estrella apagada
así de pequeña soy yo
nada de nada

Nada de ti, nada de mi
una brisa sin aire soy yo
nada de nadie.


Un soplo de vida
una verdad que es mentira
un sol de invierno
una hora en tu noche
el silencio de adioses
un sin quererlo
un segundo en tu sueño
soy un peldaño subiendo tu escalera
una gota sin agua
así de pequeña soy yo
nada de nada.

Nada de ti, nada de mi
una brisa sin aire soy yo
nada de nadie.


Cecilia. "Nada de nada"

Palencia


Sevilla

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Guitarra del mesón que hoy suenas jota,
mañana petenera,
según quien llega y tañe
las empolvadas cuerdas.
Guitarra del mesón de los caminos,
no fuiste nunca, ni serás, poeta.
Tú eres alma que dice su armonía
solitaria a las almas pasajeras...
Y siempre que te escucha el caminante
sueña escuchar un aire de su tierra.

Antonio Machado.
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Cádiz

"Cogí un puñado de polvo y se lo mostré. Loco de mí, le pedí vivir tantos años como granos hubiera, sin acordarme de decir que fueran años de juventud".

Ovidio. (Las Metamorfosis)

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Cádiz


Asturias

Segovia

Rebaño
Fuente


Munich

Estadio Olímpico
Manifestación de Green Peace

Jardín Inglés


Marien Platz



Cervecería Hofbräuhaus

Frankfurt

Paseo por el río
Niña


Heidelberg


Friburgo



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No conocía tortura más atroz que salir de compras, ni milagro más auténtico que una falda de su talla, tan sólo un par de semanas antes, su madre, una mujer muy hermosa, se había echado a llorar al contemplarla desnuda en el ambiente más hostil -un diminuto probador de El Corte Inglés- mientras ella se embutía a presión en un bañador negro, con aros en el pecho y refuerzos en las caderas, que finalmente habían encontrado en el último rincón de la planta de señoras, ¡PROMOCION ESPECIAL!, TURISMO PARA LA TERCERA EDAD, ANIMESE, MUJER. LA VIDA EMPIEZA AHORA...! Su madre lloraba y ella, el bañador encajado sólo a medias, los tirantes enrollados sobre la cintura y la lengua fuera, por el esfuerzo, la miraba sin entender muy bien lo que pasaba. Pero, mírate bien, hija mía, había escuchado al final, entre sollozos, pero si parece que tienes cuarenta años... [...]
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Almudena Grandes. "Modelos de mujer"

Bonn


Colonia

Catedral




Vivienda





Escaparate



Cocina de un restaurante



Estación

Pirineos

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Hayedo
[...] El hombre hablaba poco, como es costumbre de aquellos que viven solos, pero sentí que estaba seguro de sí mismo, y confiado en su seguridad. Para mí esto era sorprendente en ese país estéril. No vivía en una cabaña, sino en una casita hecha de piedra, evidenciadora del trabajo que él le había dedicado para rehacer la ruina que debió encontrar cuando llegó. El tejado era fuerte y sólido. Y el viento, al soplar sobre él, recordaba el sonido de las olas del mar rompiendo en la playa. [...]
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[...] Allí empezó a clavar su varilla de hierro en la tierra, haciendo un agujero en el que introducía una bellota para cubrir después el agujero. Estaba plantando un roble. Le pregunté si esa tierra le pertenecía, pero me dijo que no. ¿Sabía de quién era?. No tampoco. Suponía que era propiedad de la comunidad, o tal vez pertenecía a gente desconocida. No le importaba en absoluto saber de quién era. Plantó las bellotas con el máximo esmero. Después de la comida del mediodía reemprendió su siembra. Deduzco que fui bastante insistente en mis preguntas, pues accedió a responderme. Había estado plantado cien árboles al día durante tres años en aquel desierto. Había plantado unos cien mil. De aquellos, sólo veinte mil habían brotado. De éstos esperaba perder la mitad por culpa de los roedores o por los designios imprevisibles de la Providencia. Al final quedarían diez mil robles para crecer donde antes no había crecido nada. [...]
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Jean Giono. "El hombre que plantaba árboles"
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Gavarnie, Francia.
Cola de Caballo

Flores

Lisboa

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Y frotó apresuradamente el resto de los fósforos del manojo porque quería retener a su abuela. Los fósforos resplandecían con tal fulgor que la luz era más intensa que en pleno día. La abuela jamás había sido tan hermosa, tan grande. Tomó a la pequeña en sus brazos y, envueltas en luz y dicha, volaron alto, muy alto; y ya no hubo frio, ni hambre, ni miedo.

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Hans Christian Andersen. "La pequeña fosforera".

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Amsterdam


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[…] el vivir sólo es soñar;
y la experiencia me enseña
que el hombre que vive, sueña
lo que es, hasta despertar.
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Sueña el rey que es rey,
y vive con este engaño mandando,
disponiendo y gobernando…
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Sueña el rico en su riqueza,
que más cuidados le ofrece;
sueña el pobre que padece
su miseria y su pobreza…
y en este mundo, en conclusión,
todos sueñan lo que son,
aunque ninguno lo entiende…
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¿Qué es la vida? Un frenesí.
¿Qué es la vida? Una ficción,
una sombra, una ilusión,
y el mayor bien es pequeño;
que toda la vida es sueño,
y los sueños, sueños son.
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Pedro Calderón de la Barca. "La vida es sueño"





París

"Afortunado es el hombre que tiene tiempo para esperar"
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(Calderón de la Barca)
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Museo d'Orsay

Museo del Louvre







Conversación
Jugando a la petanca
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Así habían empezado a andar por un París fabuloso, dejándose llevar por los signos de la noche, acatando itinerarios nacidos de una frase de clocboard, de una bohardilla iluminada en el fondo de una calle negra, deteniéndose en las placitas confidenciales para besarse en los bancos o mirar las rayuelas, los ritos infantiles del guijarro y el salto sobre un pie para entrar en el Cielo.
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[...]
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Julio Cortázar. "Rayuela"

Barcelona

Parque Güell

Carruaje

[...] y así, me pasé de claro a Barcelona, archivo de la cortesía, albergue de los extranjeros, hospital de los pobres, patria de los valientes, venganza de los ofendidos y correspondencia grata de firmes amistades, y en sitio y en belleza, única. Y aunque los sucesos que en ella me han sucedido no son de mucho gusto, sino de mucha pesadumbre, los llevo sin ella, sólo por haberla visto.
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Miguel de Cervantes Saavedra. Don Quijote de La Mancha, II, Cap. LXXII

Olmedo


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- ¿Sabes quién soy?
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-El de Olmedo,
el matador de los toros,
que viene arrogante y necio
a afrentar los de Medina;
el que deshonra a Don Pedro
con alcagüetes infames.
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- Si fuérades a lo menos
nobles vosotros, allá,
pues tuvistes tanto tiempo,
me hablárades, y no agora,
que solo a mi casa vuelvo.
Allá en las rejas, adonde
dejastes la capa huyendo,
fuera bien, y no en cuadrilla,
a media noche, soberbio.
Pero confieso, villanos,
que la estimación os debo,
que aun siendo tantos, sois pocos.
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Lope de Vega. "El Caballero de Olmedo"

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A la sombra


Vistas desde el páramo

Chuski

Salamanca


Salamanca