[...]La mujer que iba a morir escribe en su cuaderno azul. Escribe que han ingresado doce mujeres de las juventudes Socialistas Unificadas y que a ella la van a meter en ese expediente, y que las van a juzgar muy pronto, a las trece. Trece, como las menores que fusilaron el cinco de Agosto de mil novecientos treinta y nueve, como las Trece Rosas. [...]
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[...]La soledad se descubre amenudo en la necesidad de un abrazo. Pepita desea un abrazo, lo desea más que nunca. Y está inquieta. Y recorre la casa vacía con un telegrama en la mano. [...]
.Dulce Chacón. "La voz dormida" .

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