sábado, 20 de junio de 2009

Niños jugando en Padrón














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Echó entonces una larga y tiernísima mirada a su niñez. Toda niñez es fábula. Las cosas hablan, para dar su sentido. Los animales se entienden con los niños. Los adultos sonríen siempre. Recordó su barrio. El barrio de la niñez aparece siempre nimbado de resplandores, aureolado de luces. Los muros devuelven la pelota, las aceras se dejan saltar sobre las rayas, el asfalto hace rodar suavemente la llanta de las bicicletas. El barrio de un niño es siempre cómplice de juegos.
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Y luego la emoción se sube a la garganta cuando la primera mujer irrumpe en la memoria. Un olor a colonia primeriza se mezcla con los olores del barrio.
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Antonio Pau. "Música y poesía del Tango".

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